jueves, 1 de diciembre de 2011

Llorar.

Me desperté temprano y con ganas de llorar. No solía ni levantarme temprano ni levantarme llorando.
Estaba triste. Sin ganas, ni tan solo para levantarme de la cama. Los ojos me brillaban i la primera gota estaba a punto de caer sobre mi mejilla. Estaba debajo del edredón que me cubría toda hasta la nariz. Tenía frío, y notaba como se apoderaba de mi cuerpo. Empezaba a temblar. Los dientes me bailaban y mis ojos no paraban de llorar.
Porque lloro? 
Inhalé aire y aún lloré más. 
La cuestión es que lloraba. Quizás era por el alejamiento que había tenido últimamente con mi gente más cercana. Quizás porque veía imperfecciones donde no habían o simplemente tenía ganas de llorar.

Era domingo, así que después de aclarar mi mente volví  a taparme hasta la nariz y intenté dormir. Aún así no podía. 
Las lagrimas no me dejaban ver. Creo que los tres quizás que me planteaba anteriormente respondían a la pregunta inicial.
Llorar es una acción. Derramar lágrimas sobre tus mejillas. Este tipo de acción se puede producir por tristeza o por felicidad. 
La tristeza es la más común en estos ámbitos.La felicidad, en cambio, te hace sentir bien. 

Sin más, me gustaría recordar a todo el mundo que haya leído esto que después de un llanto siempre viene una sonrisa. Y que si esa sonrisa permanece en tu cara, las imperfecciones, la soledad i todo lo que te  preocupa desaparecerá como el humo de una chimenea.

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